Astutos como Palomas
Gustav Doré (1832-1883) |
Las palomas son tan mansas como mansas palomas. Su mansedumbre es casi axiomática, casi una cuestión de círculos. San Juan Bautista nos señala -en el bautismo de Jesús- el hecho de que, cuando en Génesis la Palabra se había hecho agua, aire y tierra, y el Espíritu sobrevolaba las aguas, este lo hacía, no como algo invisible, sino como una paloma. A veces veo una paloma y nutro una ternura plena por ella, algo así como una confianza infantil en aquella criatura paradójicamente extraña. Pero ¿Qué se de ella? Quizá tanto como ella sabe de mi. Ella, siguiendo a San Juan, no solo sobrevolaba el abismo de aguas en el Génesis, sino que sobrevoló un abismo aún mayor, a fin de llegar de Dios hasta Jesús, el hombre, cuando fue bautizado en el río Jordán. Ella también sobrevoló el mundo al salir del arca donde iba con Noé, trayendo una ramita de olivo, que era signo de una tierra bautizada, limpia de pecadores. Ahora bien, Jesús era la aceituna en la cruciforme ramita de olivo, cuyo aceite ha derramado abundantemente sobre nosotros.
Todo muy bonito, pero ¿Quién esperaría que una paloma arrojara a ese misericordiosísimo Jesús, el placer de Dios Padre, a la boca de un lobo? Un cristiano, de seguro. Porque, como nos narra el Evangelio, aquella paloma lo arrojó intencionalmente al desierto para ser tentado por el mismísimo demonio. Y aquí hay otra paradoja que encontré leyendo estas santas Escrituras: Satanás le llevó a la cima del templo, al clímax de la religiosidad judía, al punto más alto de la religión; la Paloma, en cambio, al desierto, para ser tentado por el ser más bajo de la religión. Jesús dijo a Satanás: no intentaras tentar a tu Dios, a menos que seas Dios y una paloma. Satanás fue un tonto al intentar tentar al detentor de sus riendas. Él tentó al Pan con pan, a la Palabra con palabras, a Dios con los tesoros de Dios. La tonta no es la paloma, sino la serpiente. Cambie su forma de ver la creación, ¡por el amor de Dios! No siempre es natural que la paloma sea comida por la serpiente... a veces es la paloma la que atrapa y despedaza a la serpiente. Por tanto, sea astuto como una paloma.
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