Caracoles

 




Belleza artística, arquitectura intrincada
La del caracol terrestre de espiralada morada.
Su boca alberga mil dientes para roer el musgo,
Que va pisando con su vientre el gasterópodo
molusco.

Hiberna en su acorazada caverna y yace
dormido,
Habiendo cubierto su entrada con un opérculo de baba,
Que en llamas emana el aroma del incienso encendido;
Y que solo abre el estío o las lluvias tempranas.

¡Oh, tú que aún salivas el manjar de las hojas del Paraíso!
Paciente peregrino que carga su habitación,
Enemigo de los jardines y amigo secreto de las
olas,
Cuyas danzas susurras en tu canción
Llenando nuestros oídos del mar y sus blancas
caracolas.

Comentarios

Entradas populares