Para mi Hijo, el Catecúmeno
"¿Cómo a esta vida has venido?",
Harás salir de tus dos labios
Que te ha, con sus dos manos, tejido
Tu Dios en el seno de tu madre.
No habrá simios ni quimeras,
Ni blasfemos ayes en tus pasos,
Por vadear un río que en primavera
Se bifurca entre el tiempo y el espacio.
Ni habrá allí, en tu réplica, un alma
Que al suelo cayera del hyperuránios tópos
Por el hueco del cráneo de tu carne primera,
Imagen maculada del inmaculado Logos.
Nada de esto habrá en tu respuesta
A la arrogante y desdichada pregunta,
Si atiendes a la voz paterna,
A la voz que humilde conquistará tus dudas,
Aún cuando esta, ajada de arrugas,
Haya dejado atrás estas brunas tierras.
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