Frustración
Frustración
A veces Dios le obsequia alguna verdad a mi alma, o alguna belleza, y estas se me mueren desnudas de palabras entre los labios.
Aquí están mis palabras,
la cima de una hermosa mole helada,
que se asoma por mi lengua.
¡Pobres musas, condenadas,
que se hunden tras mis labios,
Con su nave, ya perdida entre mi niebla!
Quise decir algo
¡Pobres musas, condenadas,
que se hunden tras mis labios,
Con su nave, ya perdida entre mi niebla!
Quise decir algo
que me susurraron al oído,
Y es mi culpa que haya muerto en mi regazo.
Soy un cántaro de barro, tan roido;
Un empedernido que no aprende del fracaso.
Y aquí sigo cantando, cual cigarra apresurada por el frío
Que amenaza con callarla.
¿Y los versos que me dieron?
Se me anudan en el alma,
y lo que resta es esta punta de iceberg tibio.
Y es mi culpa que haya muerto en mi regazo.
Soy un cántaro de barro, tan roido;
Un empedernido que no aprende del fracaso.
Y aquí sigo cantando, cual cigarra apresurada por el frío
Que amenaza con callarla.
¿Y los versos que me dieron?
Se me anudan en el alma,
y lo que resta es esta punta de iceberg tibio.
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