YAVEH, EL NAZARENO
(Una homilía informal, que escribí para compartir un domingo, en el día del Señor, no hace mucho tiempo).
"Dios fue manifestado en carne"
-1 Timoteo 3:16.
Para comenzar, quisiera probar el terreno en el que nos encontramos haciéndoles una pregunta sencilla: ¿Quién murió en la cruz? ¿Fue la naturaleza humana o la naturaleza divina de Jesús?
Nestorio nos mira con una mirada pícara, mientras se frota las manos ansioso a la espera de nuestra respuesta...
Quisiera, ahora si, entretenerlos un momento con la doctrina de la Trinidad y de la encarnación, despertar sus intereses y, quizás, si. todo sale como espero, lograr que mediten en los fundamentos de nuestra fe durante el resto de la semana.
Es admisible que una niña dibuje a su familia movida por el amor, aún cuando sus capacidades artísticas den un fruto que parezca expresar el sentimiento contrario. No puedo decir lo mismo de un joven pastor predicando en una pequeña iglesia local. Hubo terribles dibujantes que se dispusieron a retratar a la Familia celestial, y el resultado fue más parecido a Cerbero que al Padre, el Hijo y el Espíritu del amor de ambos. Incluso, siendo movidos por el amor, hubiera sido más acertado dibujar un triángulo con un círculo en medio...
Hay, sin embargo, una manera sencilla de dibujar este misterio, y es siguiendo con firmeza las leyes del concilio Calcedonia (451-dC ):
1-sin dividir la esencia,
2-sin confundir las naturalezas,
3- sin cambiar las naturalezas.
Parece sencillo, pero, como todo lo simple, esto también da dolores de cabeza. Calvino llamó a esta doctrina " un tan alto misterio " y al leer su explicación casi se lo ve deslizarse de un lado a otro con grandes gotas de sudor surcandolándole la frente mientras escribe. Después de todo, el trabajo del teólogo también tiene su dosis de sudor y esfuerzo. Y esta doctrina es la que más confunde a las personas. Quizás sea, a mi ver, la más difícil de tratar.
Dorothy Sayers resumió cómo se sienten muchas personas al respecto de la Trinidad, cuando escribió este pequeño credo, y lo mismo sucede -pienso yo- con la encarnación:
P. ¿Cuál es la doctrina de la Trinidad? R. “Es Padre es incomprensible, el Hijo es incomprensible, y todo el asunto es incomprensible”. — es algo inventado por teólogos para hacer todo más difícil— sin conexión con la vida o la ética diária.
Deberíamos hacer nuestro pequeño esfuerzo. Calvino escribió que " no podríamos excusar el error de los antiguos por no prestar atención suficiente a la Persona del Mediador", (porque somos juez y parte de esa pereza). El panorama no ha cambiado demasiado. Nuestro credo debe ser confesado, pero también debemos hacer el esfuerzo de comprenderlo en alguna medida.
Dios en medio de lo "ordinario"
A pesar de lo que sientan las personas, la Trinidad y la encarnación tienen una conexión profunda con nuestra vida ordinaria y con nuestra moralidad:
¿Cómo se vería Dios encarnado? Si se hiciera hombre, ¿A qué se parecería? Los pintores han especulado y dado con libertad sus pinceladas. Los teólogos aún hoy siguen pintando retratos un tanto blasfemos. Pero nuestro Dios se encarnó en un judío de Palestina, un joven astuto y alegre, dolido por su pueblo, que bebía vino con sus amigos pecadores y que amaba a su Dios y a sus hermanos. Es cierto que le llamaron borracho, glotón y amigo de publicanos y pecadores. No aspiro a menos... No se puede seguir a Jesús y esperar que a uno le digan doctor, rabí, y otros elogios semejantes. A muchos teólogos les llaman así hoy: divino, angélico, doctor, etc.
Dios se manifestó en carne, y fue ahí, en esa carne epifánica, donde cayeron latigazos y escupitajos. Dimos lo mejor que teníamos y - como diría Wilson- si no hubiera resucitado tan pronto, Caifas y compañía le hubieran dado una mano de cal al santo sepulcro. Ellos son los que mataron a los profetas dijo Jesús. ¿Por qué? Porque hay algo de Dios en sus bocas, y les disgusta. Ellos mataban porque eran homicidas, como el diablo. Él es homicida porque en los hombres brilla la imagen impresa de su creador. Dios murió porque su pueblo es un pueblo deicida, y Jesús es la viva imagen de ese Dios.
Calcedonismo nestoriano
Aparte de no concordar acerca de cómo se vería Dios encarnado, hay otros prejuicios dogmáticos mucho más serios. Arrio, por ejemplo, enseñó que Dios no pudo ser juzgado por Poncio Pilatos y muerto en una cruz romana. Él es Dios, es obvio. Y, para resolver ese dilema, propuso una división entre la esencia del Padre y la del hijo. Si, note que escribí hijo con hache minuscula. Jesús vino a traer espada al mundo, a poner a los hijos contra los padres, a los padres contra los hijos; a dividir, en otras palabras. Algunos teólogos han hecho eso al hacer teología, dividiendo a las personas y despedazando la esencia divina.
Arrio, al negar la plena divinidad de Jesús, reconoció, al mismo tiempo, que un mero hombre no podría redimirnos. Su remedio fue peor que la enfermedad. Si Dios mantenía su divinidad intacta, nosotros no podíamos ser salvos.
Nestorio cometió el error contrario, trasladando el arrianismo de la cruz al pesebre, por decirlo así. Él separaba las naturalezas al punto de hacerlas ver como compañeras de cuarto, como dos personas muy compatibles, más que como un sólo Dios-Hombre, un Mediador, un Señor.
Veamos la ortodoxia del catecismo menor, o de niños, de los teólogos de Westminster. Creo que es el más acertado al incluir un alma humana al hombre llamado Jesús, el Señor de gloria:
Pregunta 22: ¿Cómo se hizo Cristo hombre siendo como era Hijo de Dios?
Respuesta :
Cristo el Hijo de Dios, se hizo hombre, tomándose un cuerpo verdadero y una alma racional; siendo concebido por obra del Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María, de la cual nació, mas sin pecado. Fil. 2:7; heb. 2:14, 17; Lucas 1:27, 31, 35; 2 Cor. 5:21; heb. 4:15; heb. 7:26; 1 Juan 3:5.
Debemos mantener la humildad de nuestros cachorros mostrándoles que su celo muchas veces es más ruido que luz. El catecismo menor es un buen lugar para comenzar. Jesús una vez reprendió a Sus discípulos porque querían destruir una ciudad con fuego celestial, y sin embargo, no sabían de qué espíritu eran. De la misma manera muchos jóvenes parlotean más allá de su sabiduría y su edad. A los chicos les gusta presumir. Nosotros fuimos jóvenes, es un hecho, y el conocimiento aún nos envanece de vez en cuando. Estas dos patologías juntas proporcionan una mezcla peligrosa: Ruido sin luz, truenos sin agua, luz sin calor. Quizás surja en ellos el ímpetu de declarar anatema a un hermano que desconoce los detalles de la encarnación, y un padre debería hacerle saber que el pequeño no sabe de que Cristo es, que no le conoce un detalle, y que él debe ser medido con la misma vara. Nuestra fe es una fe humilde, una fe que acepta sus limitaciones y sabe que lo revelado y comprendido es más que lo que uno merece. Hay un error llamado proposicionalismo, no el presupoposicionalismo defendido por Gordon Clark y otros teólogos, y que creo adecuado a la naturaleza de la revelación. El proposicionalismo, más o menos, es hacer esencial para la salvación alguno que otro ingrediente de la receta del Evangelio, alguno indispensable, como la harina lo es para el pan, Y no, no hablo de meras grajeas decorativas. Si usted muere esta noche y desconoce la sencilla doctrina de la unión hipostática, o el descenso al seol del credo, o alguna otra verdad simple y escurridiza (según estos sabios) bueno, entonces espere una cálida bienvenida, pero no precisamente en el Paraíso. Por supuesto, yo no digo esto, lo dicen estos honorables teólogos. No niego que las doctrinas sean un gran tejido de un solo hilo, como el manto del Salvador. Sin embargo, si creo que la Trinidad y la Encarnación son esenciales para la salvación. Si Jesús no es Dios, estamos aún en nuestros pecados, y si Él no es un hombre, en cuerpo y alma, estamos condenadamente perdidos. Ahora bien, si Gordon Clark estaba en lo cierto en The Saving Faith , y si, como creo, también estaba en lo cierto en The Incarnation,
se sigue que no hay cristianos en el cielo. Dejenme explicarlo así: Si es fundamental creer que Jesús es Dios hecho carne, y la cristiandad hasta ahora no ha logrado entender, o definir, (de forma positiva) este dogma, se sigue que no hay salvación. Punto. No sé puede ser salvo sin la Trinidad y la encarnación, y no se puede basar una doctrina en la ignorancia, sino en el conocimiento. Pero esto no es tan sencillo. Quizás la finitud humana y el misterio de Dios sean una parte a considerar.
Una señora de 80 años que no entiende ni siquiera el problema que presenta cada desliz doctrinal en cada punto del tejido de dicho manto, no debería ser juzgada por no entender la solución de dichos asuntos.
- ¿Unión hipostática? pregunta la doña-, ¿es un club, o un frente político?
Algunos más nobles y más sesudos, afirmaron el credo que va a salir de tu boca en un momento. Pero entrar un poco más en el misterio no nos hace más iluminados, sino, quizás, más conscientes de nuestra ignorancia.
"Todo consiste en no mezclar las esencias, ni confundir las personas" dicen los adeptos de credo de calcedonia. Podemos decir que Jesús es Dios, y que Dios sangró colgado en un Madero. Es decir: podemos afirmar de la persona del Mesias cualquier predicado que "mezcle" ambas naturalezas del Salvador. Ese punto es llamado, combinado, unión hipostática. Pero, dice el credo que, a fin de negar la herejía, no deberíamos afirmar de las naturalezas algo que, individualmente, pertenezca a la otra naturaleza. Por ejemplo, que la divinidad es mortal, finita o tiene 20 dedos; o, para el caso, que la humanidad es soberana sobre el cosmos. Todo esto, por supuesto, es ortodoxia pura cuando se pasa por el filtro de la unión hipostática. Bendita doctrina. Tan importante y tan complejo.
Clark lo complica todo en The Incarnation, diciendo que la iglesia falló en un punto fundamental... dar definiciones precisas, y él, aunque lo intentó, también falló. Si su lema " descarte o define" es correcto, entonces él debería descartar a su Mediador. Quizás las Escrituras no desarrollan este misterio, pero sin dudas es una doctrina fundamental, y sin lugar a dudas hay gente poblando el cielo sin haber dado solución a este calambre entre las orejas. Entonces " Reciba con gratitud pequeña criatura" debería ser nuestro lema.
Gordon Clark, al hablar del conocimiento divino, dice que el conjunto de pensamientos divinos es infinito, y el nuestro finito. Tal vez, y solo tal vez, la solución racional al dilema de la unión hipostática sea una de esas verdades perfectamente lógicas que Dios mismo ha ocultado de nuestra mirada.John Robbins y G. Clark no pudieron roer ese hueso, Agustín y Calvino tampoco. Vincent Cheung postuló su intento, diciendo que la mente del Logos no absorbió a la humana, ni rellenó el cráneo humano del jovencito de Nazaret, sino que contiene y sostiene el alma humana de Jesús, siendo una mente con dos personalidades completas. Una visión santificada de lo que en los casos de trastornos mentales se suele llamar trastorno de personalidad múltiple, y en nuestros suburbios de literatura clásica es más conocida como Dr Jekyll y mr Hyde. Como sea, esa teoría deberá enfrentar algún concilio y ver si es condenado, o si sale de allí algún credo o algo por el estilo. Yo le daría mi voto, después de un largo debate.
Saboreemos ese hueso un poco más. Ninguna de las naturalezas fue cambiada por esta unión, lo que significa que la única persona involucrada, el Señor Jesucristo, es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre. Calvino lo explica diciendo que cada naturaleza conserva íntegramente su propiedad. Si concebimos esta unión de una manera que tenga mucho sentido común para nosotros, entonces, eso significa que hemos caído en la herejía. Y, al revés, si intentamos distanciarnos de la posición clásica de la iglesia, iremos hacia uno u otro lado de la herejía: apolinarianismo o nestorianismo. Y ese, lamentablemente ha sido el caso de nuestros más honorables teólogos.
Revistamonos de humildad, leamos, si podemos, teología dura y pura. Si tenemos dientes blandos se irán fortaleciendo al masticar. Sino, bueno, limitemos a tres personas y una esencia, un Cristo y dos naturalezas completas; un Jesús de Nazaret que comenzó a existir después de María, no antes, y un Logos que existió siempre. Si le preguntan sobre la unión hipostática diga que Yaveh nació en Belén, y derramó su sangre en Jerusalén. Si usted es plenamente ortodoxo, probablemente se encontrará rebotando entre las barras de protección de los concilios, a las orillas del camino misterioso de la Cristología: “Verdaderamente Dios y verdaderamente hombre”, “una sustancia con el Padre en cuanto a su Deidad, y al mismo tiempo de una misma sustancia con nosotros en cuanto a su humanidad”, “dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación” (¿todo claramente definido hasta acá?), “una sola persona y subsistencia” ( Aquí Clark levanta el dedo, con gesto de descontento, señalando a la dificultad que implica una persona, cuando tanto la divinidad como la humanidad son personales en esencia), “uno y el mismo Hijo y Unigénito Dios, el Señor Jesucristo”.
La Definición de Calcedonia (así como los varios concilios ecuménicos que parieron credos y catecismos) es, en esencia, una reafirmación de Nicea y otro triunfo sobre las herejías.
Gregorio Nacianceno expresó un concepto en extremo relevante para el asunto que nos entretiene:“Lo que no se ha asumido, no se ha salvado” . Teniendo esto en mente , y si Berkohf y compañía tienen razón, Cristo salvó a un montón de hombres sin mente o, al menos, según ellos, sin personalidad. Y esto, creen ellos, debido a que afirmar que la naturaleza humana de Jesús tenía una mente humana, personal (¿acaso podría ser de otro modo?), estaría deslizandonos a los pies de Nestorio. Cada uno con su hereje. Apolinario, al parecer, le caía mejor a nuestro beato Louis Berkhof, que en paz y gloria descanse.
Los apolinaristas, por su parte, creen que la Palabra (Logos) ocupa el "espacio" del alma humana en Jesús. No parece una buena opción a la de Nestorio. Apolinar enseñó que la Palabra (la plenitud de la naturaleza divina) tomó un cuerpo humano en Jesús, un cascarón, reemplazando su alma y mente humanas. Así Jesús era Dios por dentro y hombre por fuera. Pero ¿puede la subsistencia del Hijo, la segunda persona de la bendita Trinidad, sufrir, crecer en conocimiento o ignorar? Yo creo que no.
En Jesús habitó la plenitud de la deidad, pero no como huésped de una casa desocupada. Yo ciertamente no logro penetrar en el misterio, pero no se logra resolver el cómo Jesucristo es cien por ciento Dios y cien por ciento hombre , afirmando que es cincuenta por ciento hombre, negando así su plena humanidad. No es buena idea afirmar que la persona del Mediador es como un puente partido al medio. No me extraña que acusen de herejes a los antiguos heresiarcas, lo que me extraña es que la mayoría de los teólogos de renombre sigan sus pisadas casi textualmente y sean llamados doctores en divinidades. ¿Que les pasa por la cabeza? ¡Madre de Dios!
Marcando los contornos con color pastel
Lo que se predica de una naturaleza puede predicarse de la persona . Lo que se predica de la otra naturaleza puede predicarse de la persona . Pero lo que se predica de una naturaleza no se puede predicar de la otra naturaleza. Sino, sería como decir: ¿cuánto pesa nuestra mente? ¿O qué velocidad tiene el color azul? Esta llamada comunicación de propiedades,el atribuir a una naturaleza lo que es propio de otro, no sería un buen ejercicio si la Escritura no lo hiciera tantas veces como para convencernos. Calvino cita claros ejemplos, y uno es el que titula esta corta charla y digresión que nos ocupa: Dios adquirió a su iglesia con su sangre (Hch. 20:28); Dios puso su vida por nosotros (1 Jn. 3:16); que el Señor de Gloria fue crucificado (1 Co. 2:8); asimismo, que el Verbo de Vida fue tocado (Lc. 24:39). Lutero aplicó esta comunicación de atributos al pan y al vino, al decir que el cuerpo de Jesús está por doquier, por ser omnipresente. Pero no deberíamos seguirlo en esa jugada. El cuerpo de Jesús es un cuerpo glorificado, pero está a la derecha de Dios, hasta que venga a juzgar a los vivos ya los muertos. No es omnipresente su carne. De nuevo, he aquí la importancia de nuestro viejo credo. Cada domingo, al recitarlo, nos muestra su profunda relevancia.
La relevancia de la Ortodoxia Gilbert Keith Chesterton dijo que estos son días en los que se espera que el cristiano elogie todos los credos excepto el suyo propio. Todos tienen sus credos, pero no todos están conscientes de ello. Y lo que uno cree arrastra profundas consecuencias sobre todo lo que uno piensa y hace. La ortodoxia es, quizás, la mezcla del misterio y la cordura. Gordon Clark creía estar cuerdo, luchaba por estarlo, enfrentaba sus "calambres entre las orejas" con honor y lucidez... pero se metía en el misterio, como todos, con la sola excepción de llevar un buen par de ojos abiertos entre las orejas. , junto a una postura ricamente socrática. Tras leer algo del corpus Chestertoniano (tan basto como su cuerpo elefantino) suelo descubrir que Clark no es novedoso, fue tras verdades y descubrió que eran verdaderas antigüedades. No hay nada nuevo bajo el sol. Sus libros parecen, como cantaba Casuza: "un museo de grandes novedades". Un museo disfrutable, y por el que vale la pena pagar una entrada. Repito: la ortodoxia se basa en la combinación del misterio y la cordura. Podemos aprender el que quizás sea el legado más importante de Clark: el aferrarnos más fuerte a la razón mientras más tempestuoso y nebuloso sea el misterio a nuestro alrededor. Chesterton era un teólogo lúcido, que enfrentaba los dogmas de la fe con el humor y el arrojo de un niño. Cierta vez dijo que el calvinismo era el menos cristiano de los sistemas cristianos. Parece que por estos dichos muchos evitan citar sus palabras. Aún así podemos verlas en cada apologista posterior a él, aunque se nieguen a ponerlo en sus pies de páginas. Y yo soy calvinista, y chestertoniano. Chesterton no lo fue, al menos no mientras estuvo vivo de este lado del sol.
La relevancia de la ortodoxia tiene su frente de batalla por doquier. Veamos unos pocos ejemplos. El materialista presenta un mundo muerto, sin ojos e inconsciente. La cadena de Andrómeda, dicen ellos observando con su telescopio, tarde o temprano colapsará contra nosotros, como un látigo, y acabará con la vida en nuestra vía láctea. Podríamos escribir mitología a partir de este presagio científico. Las reacciones químicas del cráneo de todo hombre cesarán, y darán lugar a otras tantas, con sus colores y burbujeos cósmicos. "Nada que temer -dicen ellos con bata y monoculo en mano-, toda ilusión de subsistencia personal al final se desvanecerá".
Es irónico que, si todo es una larga cadena causal y casual, (como creen ellos) todo terminar (para nosotros) con un latigazo de la cadena de Andrómeda. Pero, comprenderán ustedes, una regresión infinita de causas parece complicarle todo al materialista, hasta la saciedad. Ni hablar de las aptitudes de la materia para agarrar algún pensamiento. Simplemente se le escapan de las manos, tanto como Jesús a las paredes de palestina tras su resurrección.
El mundo, en cambio, no depende de una cadena cuya energía declina. Nuestro mundo depende de una fuente inagotable, o no habría mundo. Incluso en nuestros peores sufrimientos y enigmas podemos preguntar a nuestro Creador por nuestro aparente desamparo. Ellos no. Ellos no pueden cuestionar a un mundo ciego, sordo y mudo. Nosotros adoramos lo que sabemos, y es la Trinidad. No estamos solos, y ese es un punto consolador de nuestro credo. No es bueno que el hombre esté solo, porque Dios, el Dios Trino, nunca estuvo solo.
El desequilibrio mental de nuestra generación es terrible. Ellos juzgan al cristianismo por creer en un "Jesús con dos cabezas", pero ni siquiera una "persona por cabeza" parece ser un modelo coherente para el panorama de la esquizofrenia colectiva actual. Las herejías de la cristologia ni siquiera compiten con las modernas herejías psicológicas. Ante ellas se ven como meras herejiitas.
Un cascarón de unos cincuenta años de antigüedad bien podría contener un perro dentro, una niña de seis años, o ambos, o vaya uno a saber qué. No hay persona, personalidad o cordura sin el dogma de la Trinidad. Atacan al cristianismo por predicar que en Dios hay tres personas, cuando sin Él no habría ni siquiera una. Lejos de ser una doctrina etérea sin arraigo con esta tierra, es el fundamento donde debe estar arraigada la humanidad entera. Sin Dios, ese fenómeno mutable de similitudes sostenidas, llamado "conciencia o ego", no es sino un montón de átomos bailando una breve danza en la pista de baile de un cráneo. Sin Dios no hay personalidad, sociedad, o mundo digno de ser llamado nuestro hogar. No hay nada "nuestro" porque no hay un "yo" ni un "nosotros".
Humo con contornos bien delineados
Nuestro texto (si, había uno) nos dice:
"Dios fue manifestado en carne..." y, como en cualquier texto bíblico, el sonido de la voz divina que lo pronuncia no es tembloroso, sino firme y decidido. Dios dice: " Dios fue manifestado en carne. Ese es el misterio de la piedad, y es indiscutiblemente grande".
"Indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad". Pero, antes de discutir si es un misterio grande, o un pequeño misterio, debemos entender que es un misterio. Y parece que pocas mentes superbas entienden una verdad tan obvia y gigante. De hecho algunos pretenden discutir contra este indiscutible misterio. ¿Pero Señor, cómo? -dicen.
Nosotros no sabemos el cómo, pero sí sabemos el porqué y el quién . De tres misterios sabemos dos, y uno a medias, en la medida de nuestra finitud. ¿No deberíamos estar contentos? Debemos estar agradecidos y sostenernos en los credos mientras avanzamos en el camino de la piedad. Recordemos, para nuestro consuelo, que Job aparece junto al torbellino más enigmático, al final de su libro (un libro lleno de cuestiones últimas), con la oportunidad clave para descargar sus dudas mortales. Pero, al final, es Dios quien lo cuestiona a él, y no al revés. En la gran nube de testigos hoy vemos a Job sonriente, abrazando el misterio, y, he aquí, huele a pastor nazareno. Debemos estar contentos con ser criaturas, contentos con nuestra finitud y el milagro gigante de la encarnación.
Amén.
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