¡Feliz día, mujer!
GK Chesterton escribió siguiente poema:
"Si pongo el sol junto a la luna,
y si pongo la tierra junto al mar,
y si pongo la flor junto al fruto,
y si pongo la ciudad junto al campo,
y si pongo al hombre junto a la mujer,
supongo que algún tonto diría que uno es mejor que el otro".
Y si, señores, puede que hoy en día, el tonto al que se refería Chesterton lleve cerquillo, y algún paño verde colgado en alguna zona visible de su atavío varonil. El complejo de inferioridad nos suele jugar una mala pasada a todos por igual.
Vivimos en una cultura en la que -al menos de parte de una minoría ruidosa y adinerada- se adora el hablar de "diversidad"... siempre y cuando no les digas en la cara cuan profundamente diversas son las diferencias entre el hombre y la mujer. Y si, puse hombre en primer lugar en la oración anterior.
La verdad es que preferimos el igualitarismo en lugar de la igualdad, porque ignoramos tanto una como otra cosa. En mi ciudad venden ramos de flores por el día de la mujer, y las feministas celebran comprando sus ramos del 8M. Y yo me alegro con ellas al verlas. No hay nada más femenino que un ramo de flores, y Dios está de acuerdo con mi aseveración. ¿Qué diablos le ven las mujeres a un regalo semejante? Sus ojos se iluminan al recibir uno, su corazón salta de alegría, y en las bodas corren como galgos tras una liebre para atrapar un ramo volador. ¡Já! ¡Lo mismo que un niño ante un palo, un buen corte sangrante y algunos insectos desagradables! Estos no son meros estereotipos culturales... son un profundo eco del molde en el que late nuestra naturaleza humana; un sello distintivo de su Autor.
¿Alguien más notó que la metamorfosis feminista transforma el cuerpo de una fémina en la peor versión de un macho? Si, uno se convierte en lo que adora. Aún resuena en las marchas feministas la obstinada fascinación que produjo en ellas la maldición descrita en Génesis 3:16, que dice: "querrás ser señora de tu marido, pero él será tu señor".
Pero no importa cuanto pateen contra el aguijón, el látigo de la providencia guiará a toda la realidad a su más porfiado curso. Podrán podar sus ramas, torcer sus raíces, y cortar sus limones. No obstante, ellas siempre querrán vestir de blanco para un hombre bien masculino, recibir flores y ser madres. Y si, quizá den oído a sus más profundos deseos cuando superen ya los cuarenta, y la ansiedad y la tristeza les reproche lo necias que han sido; o quizás no. Algunas nunca escuchan, ni leen mi blog.
Horacio, el poeta latino, escribió:
"Naturam expellas furca, tamen usque recurt
et mala perrumpet furtim fastidia victrix"
(Expulsa a la naturaleza con una horca, ella regresará enseguida, victoriosa sobre tu ignorante y confiado desprecio.)
Sin embargo, nunca es tarde para arrepentirse de andar a contramano de la realidad. Los salmones éticos acaban siempre en la boca de un oso hambriento. Hay hombres muy malos, sin dudas. Pero no nos harán mejores dejando de ser mujeres, y nunca -jamás, nunca- seremos iguales. ¡Gracias a Dios, Dios no juega a los dados! Pero ha lanzado al aire una moneda de dos caras; ha creado dos géneros en una sola naturaleza. No importa cuánto te resistas, en su mundo su norma de juego es el famoso "cara yo gano; cruz tu pierdes". No importa cuánto lo intenten, ninguna feminista puede emanciparse de la realidad tal y como le ha plugado a Dios crearla. La emancipación de la mujer solo ha llegado a ser -tristemente- una verdadera emancipación de la Mujer.
Ojalá que usted, mujer, pueda hacer todo lo posible por dar una verdadera lucha contra cultural. Cocine algo rico para su familia, alegrese al recibir flores, hágale el amor a su marido, y traiga al mundo hijos para su Dios. Nosotros alabaremos sus milagrosas obras en las puertas, y brindaremos a su salud (Proverbios 31:31).
¡Feliz día, mujer!
¡Feliz día, mujer!
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