Patas y alas






"Por encima de Él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban".
- Isaías 6:2

"Tuvo un sueño, y vio que había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo. Por ella los ángeles de Dios subían y bajaban. El Señor estaba de pie junto a él, y dijo: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia".
- Génesis 28:12‭-‬13


"No hace falta decir que soy un pigmeo. La única excusa para los fragmentos que siguen es que muestran lo que se puede lograr con una existencia común y corriente y los sagrados espectáculos de la exageración".
- GK Chesterton

Hay un capítulo en el Señor de los anillos, de JRR Tolkien, en el que Frodo canta un lamento por Gandalf -que acababa de morir enfrentando al fuego y a la sombra- en el que se registran los siguientes versos:

  "Con el pájaro en su nido
y en su cueva la alimaña
en sus secretos lenguajes
con todos parlamentaba".

Es en el contexto de este pasatiempo, en el que debe andar inmiscuido el hombre sabio, que me voy a dar al trabajo de llamar la atención del lector hacia aquellos pequeños animales a los que conocemos con el nombre de escarabajos. Quizá sea por hundir demasiado mi cabeza en la tierra, apreciando a los escarabajos, que he llegado a tener ciertas dádivas de clarividencia provenientes cielo, al respecto de estas criaturas. O quizá no. La creación, con todo, no debe ser adorada, sino disfrutada. Y cuando esta es diminuta, entonces uno debe andar patas arriba persiguiendola; uno debe hacerse como pequeño, como un niño. Confieso que he aprendido junto a mi hijo. Él, como todo niño que anda libre bajo el poderoso instinto de su naturaleza, quiere llevar el mundo entero en su bolsillo. Ama las cosas menudas que puede recoger con su mano. Recoge piedras, plantas y escarabajos, y lo hace empuñando en su mano una de las herramientas más sencillas del hombre: un palo. Moisés convocaba insectos y ángeles con uno similar. Mi hijo de cuatro años es un maestro en esto de andar patas arriba hurgando entre la maleza. Como lo expresó Chesterton, "que a mi nadie me acuse de estar patas arriba, excepto mentalmente". Y es que el niño nace patas arriba y, a veces, también muere en esa humilde postura.

Se estima que hay cerca de un millón de especies de insectos, que son, por mucho, los animales más numerosos del mundo. Y de todos ellos, casi la mitad son escarabajos. Hay alrededor de 350.000 especies de escarabajos, y contando. Estos acorazados no solo tienen el record de fuerza, a pesar de su diminuto tamaño, sino que también pueblan el mundo entero. Dios creó los cielos y la tierra, y luego los llenó de escarabajos de todo tipo, color y forma.

¿Qué es Dios? Dios es Espíritu, infinito, eterno e inmutable, en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia, verdad, y (sin ser dogmáticamente ofensivo) en su gusto por los coleópteros.

Mires donde mires, en el suelo, bajo tierra, en el cielo, en el agua, o en tu misma casa, es probable que te encuentres con ellos. Habitan en plantas, bajo animales muertos, estiércol, ¡están en todos lados! Y los hay de todo tipo, desde bombarderos, hasta escarabajos piedra (cetónidos). ¿Recuerda a la gorgona que, de mirarla, lo convertía a uno en piedra? Bueno, con el cetónido de las flores pasa al revés. Sus élitros parecen hechos de mármol gris y, cuando advierte que estas cerca, esconde sus patas y se deja caer como una piedra al suelo. Su aspecto es el de un canto rodado muy pequeño, y es increíblemente capaz de permanecer inmóvil por mucho tiempo. Estos preciosos animales de la clase insecta, están incluidos en la lista concisa de Génesis 1:28, bajo la expresión "animales que se arrastran". El nombre del orden coleóptera, hace referencia al primer par de alas endurecidas que cubren sus alas membranosas. El término "coleóptero" significa alas de vaina, que es una palabra conformada por las palabras griegas Koleos, que significa vaina/estuche, y pterón, que significa ala. Este primer par de alas se conoce con el nombre de "élitros", y sirve, entre otras cosas, para proteger las alas del escarabajo mientras nada, cava en la tierra, o pelea con otros escarabajos por territorio en la temporada de apareamiento.

Otro de mis escarabajos favoritos es el pelotero. Ellos comen y alimentan a sus crías con estiércol. No los culpes, muchos padres también alimentan con sustancias merdosas a sus pequeños hijos. ¿Por qué desdeñar a un insecto por sus hábitos alimenticios, cuando Dios ha dicho que su pueblo bebe pecado como si fuese agua? La buena noticia es que Dios puede transformar a las rocas en hijos de Abraham, y a bolas de estiércol en oro purísimo.

Puede que sea oportuno decir algo aquí, antes de continuar: las patas son una bandera de lo terrenal, así como las alas lo son de lo celestial. Y me restrinjo a decir esto solo en un sentido limitado y muy vago. Los pies, por lo general, sirven para pisar en tierra, y las alas, en aire. Pero lo cierto es que, tanto los unos como los otros, se encuentran, a menudo, en los mismos seres vivientes.

Recuerdo aquel pasaje trágico del profeta Isaías, el profeta palaciego, en que, tras la muerte del rey Uzias, y ante aquel abatimiento moral que amenazaba a reino entero, se presentó en el templo a orar, y tuvo una terrible visión rodeada de humo y misterio. Al verse interpelado por la presencia misma de Dios, el profeta fue sobrecogido de terror y, como un cetónido, cayó en aquella petrificada postura a la que la Biblia llama "rostro en tierra". Y es que cuando Dios se manifiesta, la manera por defecto que tiene la criatura de adorar es cara abajo. El escarabajo pelotero no es el único ser de labios inmundos. También nuestro profeta agazapado confesó habitar en medio de un pueblo cuyos labios eran inmundos. Un serafín tuvo que tomar unas brazas del altar para purificar los labios de Isaías, y lo hizo usando de tenazas.

El Serafín es una criatura que, tal como los coleópteros en la tierra, pueblan el cielo, desde su periferia hasta el templo mismo de Dios. Su número es realmente incontable. Estas angélicas criaturas tienen seis alas, pefectamente adecuadas para su entorno y sus labores. Estas alas son un signo de adecuación a su hábitat. Pero también tienen dos pies, porque el cielo y la tierra son dos partes de un mismo universo, conformado de cosas visibles e invisibles, creadas por el único y vivo Dios. Ahora bien, los escarabajos tienen seis pies y dos alas. ¿No es esto paradójicamente asombroso?

Tal vez esta es una declaración creacional y dogmática, de que, en el ultimo día, cuando el cielo descienda a la tierra, el paraíso será restaurado y hallará, al fin, la armonía que siempre debió tener. Los escarabajos y los serafines son un escudo caballeresco de elitros en llamas, contra cualquier especie de gnosticismo dualista. El serafín no está preso en su inmaterialidad; tiene pies. El escarabajo no lo está en lo terrenal de sus muchas patas, porque tiene alas. Y ninguna cantidad de tierra puede doblegarlas, porque tiene élitros.

Nada en la arquitectura de estos seres es accidental. Si hay algo de lo que se pueda decir "ah, esto es intencional hasta la médula", es el todo, y cada minucia que vemos pululando por ahí. ¿No es esto asombroso? Pero el hombre no tiene donde enterrar su cabeza ante la santidad y la soberanía divina. Quizá el descalzarse y poner la cara contra el suelo sea su manera natural de abatimiento; su modo por defecto, como dije antes. El escarabajo esconde las alas bajo sus elitros, porque ellas son celestiales ¿lo recuerda? Y los serafines se cubren modestamente los pies con sus alas. Esta parece ser la señal y contraseña de las criaturas: su eterna humildad ante Dios. 

Hay, por decir así, una transición curiosa en estos seres; uno inclinado en el polvo, cubriendo sus alas; el otro, elevado en los cielos, cubriendo sus patas. Moisés fue cubierto por una roca, y esto a fin de poder ver al Señor de espaldas. Parece ser que la tapa y el velo les son propios a las criaturas, sea que revoloteen o que se arrastren, Coram Deo. El hombre, aquella bendita paradoja en forma de Dios, está destinado tanto para lo uno, como para lo otro. De cierto te digo, si haces silencio podrás escuchar el gemido del mundo, hecho de materia y de espíritu, a punto de dar a luz al nuevo mundo. La fecha de parto está cercana. Levanta la cabeza, cara arriba, y pronto verás a los santos llegar volando para hundir sus pies nuevamente en la tierra. El césped se sentirá exquisito entre sus dedos. Yo hurgaré bajo la bosta en busca de algunos peloteros, y glorificaré al Hortelano por aquel diminuto y exótico portento de fortaleza de seis patas. De cierto, de cierto te digo, si hay algo que el mundo no es, es mundano, triste y ordinario, sub especie æternitatis.

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