Romance del nacimiento de mi hijo

Alfred Jacob Miller (siglo XIX)

Un día tus redobles

nuestra alma estremecieron,

cual si tu pecho mismo

tambor fuera del cielo;

de parche carnecino,

de tu sino pregonero.

Así latió tu vida

tras el seno materno,

en húmedo recinto,

profundo, tibio y ciego.

Cual ritmo de la liebre

escapando por el cerro,

así golpeaba el tuyo,

¡Tu corazón pequeño!

Tú, sólo de redobles,

y yo ardía en amor paterno.

Te recibí en mis brazos,

tú ya vestido y tierno.

Recién habías salido

tras nueve meses dentro;

recién habías llegado,

como llegan los guerreros:

entre metal y sangre,

un veintidós de Enero.

Tal como narra Hebreos,

te abrieron un sendero

por el velo de tu madre,

hacia este, nuestro suelo...

Mi esposa fue dormida,

y de su lado abierto,

como Eva en el principio,

brotó el retoño nuestro:

carne de nuestra carne,

y soplo de Dios, eterno.

Dormimos poco esa noche,

pues, reclamabas el pecho,

la leche de tu madre,

que ansiabas con anhelo.

Nunca fue tan divina

la Trinidad en mi pecho:

padre, madre y niño,

amándose en silencio.

Naciste con las orejas

tupidas de grueso pelo,

pero sin una queja,

ni un llanto lamentero;

como un peregrinito,

como un niñito bueno.

Recuerdo aquel enfermo

que, por fe, fue al encuentro:

le abrieron el tejado,

 le descendieron hasta el Verbo.

Así bajó nuestro hijo

del vientre por su techo.

Un cúmulo de células,

con espíritu eterno...

¡Oh qué monstruo sagrado,

Más viejo que los cerros!

Y Dios nos dio el encargo

de darle forma en tiempo;

como un óleo a la prima...

¡Cómo fragua el cemento!

¡Pronto se hace la estatuilla!

Dios guíe nuestro esfuerzo.

Un sueño parecía,

y aún no me despierto.

Cuatro años a mi lado.

Yo aún no me lo creo...

Adán no fue un infante,

ni niño fue su cuerpo,

Mas presenció asombrado

el primer niño cuerpo:

un pequeño coloso

de deslumbrante aspecto,

con brazos cual columnas

de un muy precioso templo,

y ojos cuales vitrales,

donde refulge el cielo.

Un templo donde habita

—¡Bendito! — el Para-Kletos.

† Poema escrito el Día del Señor, del 15 de Junio ​​del 2025 (Día del padre).